Este año la Semana Europea para la Prevención de Residuos tiene lugar del 21 al 29 de Noviembre, semana en la que en contraposición se está celebrando en la mayoría de países industrializados el conocido Black-Friday (Viernes Negro).
Las ofertas para estos días y para la Navidad (que está al caer) nos llaman a consumir cada vez antes, con mensajes muy llamativos que están en todas partes y en todos los sectores, desde alimentos, ropa, calzado, tecnología, cursos de formación, vuelos.... Así ¿quién no se va a tirar a comprar? La tentación vive ahí fuera estos días...
Sin embargo, otros movimientos han ido surgiendo a lo largo de los años y, al igual que las modas norteamericanas han ido calando en nuestra sociedad, también ha ido creciendo una mentalidad más comedida y responsable sobre dónde y como invertimos nuestro dinero. En este sentido, acciones como el GreenFriday (Viernes Verde), el Buy Nothing Day o Día Sin Compras o el GivingTuesday (Martes de Donar).
En otras entradas hablamos sobre la gran importancia y repercusión de nuestras acciones tanto en el medio ambiente, como en otras personas y el resto de animales a través del impacto de nuestras acciones. Cada vez somos más conscientes de que un estilo de vida basado en el consumismo y el mal uso de los recursos naturales está causando un grave deterioro de la biodiversidad.
Somos los protectores de los ecosistemas y de mantener la riqueza natural del Planeta.
Es cierto que todos los seres humanos tenemos necesidades que satisfacer y que unas son más inmediatas que otras. Pero a la hora de consumir y de buscar cubrir estas necesidades, existen unas responsabilidades que no debemos eludir.
Conocer el impacto de los bienes de consumo que adquirimos normalmente es una tarea básica si queremos comenzar a ser consumidores más responsables. Una vez estamos informados y somos conscientes de las posibles consecuencias de nuestras compras, debemos buscar alternativas que nos ayuden a minimizar el coste y daño ocasionado en la extracción, producción, elaboración, transporte y posterior desecho de los mismos.
Aquí un video sobre la historia de las cosas muy ilustrativo, que muestra los procesos y sistemas involucrados en la producción de bienes de consumo. Muy interesante.
La economía circular es una estrategia que tiene por objetivo reducir tanto la entrada de los materiales vírgenes, como el gasto energético existente en todas las posteriores fases y la producción de residuos, cerrando el ciclo para el aprovechamiento y maximización de los recursos utilizados. Las conocidas Rs del reciclaje van ya por muchas más de las 3 más extendidas, y entre ellas podemos encontrar: rechazar, reducir, reparar, reusar, replantar, recoger, retornar, reciclar, rediseñar... Éstos son importantes de conocer porque nos muestran las muchas alternativas que existen para poder usar menos recursos naturales y usar más eficazmente los que ya se han utilizado. Recordemos que cada año la humanidad adelanta la fecha de capacidad de la Tierra para regenerar los recursos naturales con los que nos abastece. Según la Global Footprint Network, en 2019 este día se alcanzó en el mes de Julio, una semana antes que el año anterior y es la fecha más temprana que hay en los registros. Es decir, en tan solo 7 meses se han consumido los recursos que se estiman se deberían consumir en 12 meses, por lo tanto, a partir de ahí comenzamos la deuda con respecto al año siguiente. Este año, 2020, se ha retrasado la fecha casi un mes y los expertos sospechan que es debido al parón mundial a causa de la pandemia. Sin duda, es necesario un acuerdo a nivel mundial para impulsar un cambio de modelo en la forma en la que habitamos este planeta y eso pasa por desacelerar, repensar y rediseñar los modelos de producción y consumo actuales. La complejidad de la problemática requiere de acciones sistémicas que abarquen e involucren a múltiples actores, desde regulaciones nacionales e internacionales, hasta acciones individuales. Estas acciones que todos y cada uno de nosotros podemos hacer pasan por diferentes niveles de compromiso, pero definitivamente, todos podemos hacer algo.
Juntos, juntas podemos salvaguardar la riqueza natural de este planeta y lo que nos da la vida.
Esta pirámide de acciones me ha parecido un gran ejercicio para revisar y repensar la forma en la que individualmente hacemos uso de los recursos.
Si en lugar de tratar de poseer y comprar nuevo cada objeto que queremos o necesitamos, nos paramos y estudiamos las diferentes formas en las que podemos obtenerlo aprovechando otro que ya ha sido creado o eligiendo la opción que haga el mayor bien con el mínimo daño, veremos las muchas formas en las que podemos contribuir a un planeta más justo, pacífico y sostenible para todos sus habitantes.
De esta manera estaríamos:
Ayudando a dar una segunda (o tercera, cuarta...) vida a un producto, aprovechando su existencia y toda la energía y recursos invertidos en ellos.
Participando de la vida en comunidad, pues el préstamo, el intercambio, la segunda mano, son acciones que fomentan la vida en sociedad, ayudándonos los unos a otros para conseguir aquello que necesitamos con el menor impacto posible.
Ayudando a la economía local al comprar lo más cercano a nuestro lugar de residencia y de productores y comerciantes locales, lo que significa ayudar a nuestros vecinos y vecinas.
Es juntos y no de manera individual como lograremos realmente hacer un cambio. De hecho, muchas de estas acciones que adoptamos de manera individual nos llevan también a actuar como un colectivo mucho más fuerte y poderoso ante los intereses económicos de unos pocos. Consumir de manera consciente, teniendo en cuenta las implicaciones éticas, sociales y medioambientales es posible y puede cambiar el mundo.
La invitación para hoy es reflexionar sobre la forma en la que consumimos.
¿Podemos tomar decisiones más respetuosas con el medio ambiente, las personas y el resto de animales?
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